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EL CARÁCTER DEL FILA BRASILEIRO  
Por José Salvador Martínez


      Personalmente considero que este tema es complicado de tratar, no porque sea complicado en sí, sino porque es fácil caer en tópicos y sobre todo en generalizaciones de las que hay que huir si se quiere hacer honor a la verdad.
      Siempre que alguna persona se pone en contacto conmigo para preguntarme sobre el carácter del Fila, trato de hacerle comprender, que si bien el Fila presenta unas cualidades que se supone son comunes a los individuos de esta raza, cada animal es un mundo y, en el comportamiento final de perro es fundamental la educación que haya recibido, las vivencias que haya tenido, el trato que reciba y tantos otros factores. La experiencia vital del perro, como la de cualquier ser vivo,  es básica en la formación de su carácter. Por supuesto no son las experiencias las únicas que conforman el carácter de un animal, la genética también tiene su influencia, pero aquí tampoco se puede asegurar que todo Fila va a responder a un comportamiento patrón, como el que menciona el estándar, puesto que no en todos los linajes o familias aparecen el mismo tipo de temperamentos y la regla de perro bravo x perra brava = todos los cachorros bravos no funciona con ese rigor. Por supuesto que seleccionar el carácter es una herramienta básica que tenemos los criadores para conseguir buenos temperamentos y que hay que ser riguroso con el control del temperamento de los perros que van a reproducir, pero no nos movemos en el mundo de las matemáticas y las cosas no son así de sencillas. El criador o cualquier otro vendedor no puede caer en la falta de asegurarle a una persona que su perro va a comportarse de este u otro modo, sin incurrir en una irresponsabilidad.    
     El Fila Brasileiro es una raza resistente y rústica, generalmente valiente que desempeñará con eficacia las funciones de guarda que se le encomienden, pero especialmente si, desde su infancia, es tratado debidamente. Es fundamental proporcionar al perro desde cachorro un buen trato, a la vez que un entorno que le permita desarrollar su carácter en equilibrio. El animal necesita de la convivencia y el contacto con las personas que componen su hábitat. Yo siempre digo que un fila confinado en una perrera, nunca será un perro del  que podamos sacar todo el partido que la raza nos daría en otras condiciones; el aislamiento de la perrera, nos dará normalmente como resultado un animal tímido o bien hiperagresivo, pero difícilmente obtendremos criando a nuestro fila de ese modo, un perro equilibrado, por no hablar de que el pasar mucho tiempo en la perrera, condena al perro a pasar allí cada vez más tiempo, pues no tiene ocasión de tener un aprendizaje adecuado para la convivencia y acaba siendo un animal que no sabe comportarse cuando está entre nosotros, lo que lamentablemente se solucionada rápidamente del peor modo: volviéndole a recluir en la perrera.
     En mi opinión hay dos características muy típicas del fila brasileiro que se dan en la inmensa mayoría de los ejemplares que he visto: son la gran devoción y obediencia al dueño y la aversión u “ojeriza” a los extraños. Esta última aparece en la inmensa mayoría de los canes de esta raza, pero no en todos ellos se manifiesta del mismo modo. En algunos casos se traduce en una agresividad contundente y en otros el animal mantiene las distancias con las visitas, apartándose de ellas e, incluso, ladrando desde lejos o deambulando entre ellos mientras los mira con franco desagrado. Normalmente la madurez va transformando ese distanciamiento en una reacción agresiva. Hacia el año de edad, el fila ya debe dar muestras claras de esta ojeriza a los extraños y manifestarla con agresividad. Estas  dos características (devoción al dueño y ojeriza a los extraños) están  estrechamente ligadas a la forma en la que el perro es tratado y se desenvuelve. En mis propias experiencias y en las que he recogido de otros criadores brasileños que han convivido y criado la raza durante muchos años hay bastantes puntos en común y me gustaría compartir aquí algunos de ellos:El fila es un perro que no necesita de adiestramiento para llevar a cabo su función de guarda y protección, no es preciso normalmente estimular la agresividad del perro. Estas dotes de guarda no aparecen siempre a la misma edad en cada animal, los hay que demuestran esa ojeriza a los extraños a edades muy tempranas, mientras que otros lo pueden hacer después. La generalidad de los filas deben tenerlo desarrollado hacia el año de edad, aunque hay casos en que la madurez llega un poco más tarde y aparece pasado ese tiempo, en especial en las hembras después de ser madres o en los machos después de haber cubierto hembras, pero digamos que estos últimos casos no son los más  habituales.

En caso de querer adiestrar al animal, es fundamental que no se haga un entrenamiento para ataque sin antes haber tenido el perro perfectamente adiestrado en obediencia. Este adiestramiento ha de ser llevado a cabo siempre por el propio dueño del animal, siendo totalmente desaconsejable que se deje esta tarea en manos de un extraño. Para un fila resulta difícil aceptar las órdenes de alguien que no sea su dueño, pudiendo llegar a ser incluso peligroso que alguien desconocido para él pretenda forzarle a obedecer. Este proceso es conveniente que sea dirigido siempre por un profesional y a ser posible, conocedor de la raza, lo que no es fácil de encontrar. Personalmente considero innecesario adiestrar al fila en ataque y no soy partidario de que se haga. Tampoco pienso que el Fila sea un pero de “escuela”, no la considero una raza propicia para exhibiciones de adiestramiento y para mí es suficiente con unas nociones de obediencia básicas adaptadas para la correcta convivencia cotidiana que se realizan sin dificultad dada la gran voluntad del fila de agradar al dueño, mucho más que otros aprendizajes destinados más que otra cosa al lucimiento del perro o del dueño. Me gusta criar a mis perros de un modo natural y dejar que sus cualidades afloren del mismo modo, sin conducirlas.
El fila es un animal que solo desarrolla un buen carácter cuando es bien tratado. Cuanto más cariño recibe un fila de su dueño y más tiempo comparte con él, mayores son sus dotes de guardián y mayor firmeza demuestra en el rechazo a los extraños. El contacto con el dueño es fundamental para que el perro desarrolle un equilibrio psíquico correcto. La proximidad de otros animales y personas hace del fila un perro más sociable. Es importante precisar que el fila es un perro extraordinariamente sensible con su amo y no recibe bien los malos tratos. Cuando es golpeado es normal que se convierta en un perro miedoso, si se le recrimina demasiado corremos el riesgo de hacerlo un animal inseguro.
El espacio del que el perro dispone en su vida cotidiana para moverse también es un factor de influencia en el carácter del perro. Los filas que se crían en Brasil en grandes áreas libres y en contacto con la naturaleza tienen un carácter más calmado que los que viven en áreas más reducidas, esto no quiere decir que no tengan el carácter típico del fila, solamente que se obtiene un animal más tranquilo. Personalmente he tenido la experiencia de estar en una fazenda con filas sueltos y ganado, y he estado moviéndome entre los filas sin problemas (siempre en presencia de sus dueños). Esto quizás me llevó a pensar en un primer momento que podía tratarse de un plantel manso, pero nada más lejos de la realidad: me dejaban moverme tranquilamente por la fazenda, pero cuando me aproximaba al corral de las vacas demasiado o bien me acercaba demasiado a uno de ellos o me quedaba mirándolos fijamente recibía una mirada penetrante y un gruñido que no dejaba duda de cual era la advertencia. Por otra parte, no me perdían nunca de vista, siguiendo todos mis movimientos al detalle. Lamentablemente en Europa, es difícil contar con un tipo de hábitat como una fazenda brasileña para criar nuestros filas en completa libertad, por lo que no solemos encontrarnos aquí con este tipo de conductas.
Existe también un consenso entre la mayoría de los criadores en que el fila, que posee un gran dominio territorial, solo atacará a los extraños cuya presencia detecte dentro del territorio encomendado a su custodia, no habiendo motivo para que los dueños tengan miedo de llevarlo a la calle, ya que el fila adecuadamente educado no agredirá a las personas que encuentre fuera de su área habitual (siempre que éstas no provoquen al perro o se aproximen excesivamente intentando tocarles a él o a su dueño). De todos modos, no considero prudente ir nunca a pasear con un fila entre la multitud o en un lugar público donde el perro se pueda encontrar con desconocidos, sin llevarlo al menos con la correa, siempre puede ocurrir alguna cosa, por bien habituado que nuestro animal esté a esas situaciones, que pudiera desencadenar un ataque. Esto es pura cuestión de responsabilidad. El hecho de tener un fila brasileiro, al igual que otras razas consideradas de guarda y defensa, nos obliga como ciudadanos responsables a adoptar las medidas necesarias para que nuestro perro nunca vaya a suponer un peligro para otras personas. Por supuesto que un perro de estas características precisa de ser mantenido en un recinto que cuente con una valla fuerte y segura, a la vez que lo suficientemente alta para que el perro no la pueda saltar.
     Con mucha frecuencia, personas que se interesan por el Fila Brasileiro, cuando se ponen en contacto conmigo por primera vez, me manifiestan tener dudas o miedos porque piensan que el fila puede en alguna ocasión suponer un peligro para los ellos o para los suyos y una pregunta frecuente es si acepta a todos los miembros de la unidad familiar. Efectivamente podemos estar tranquilos con nuestro fila en este aspecto; es una raza que se adapta perfectamente a todas las personas que frecuentan el entorno donde él se mueve y aceptará perfectamente a aquellos a quienes conoce, aunque sea un grupo numeroso. En el caso de que un nuevo miembro de la familia se incorpore a esa unidad y éste no sea conocido por el perro, es preciso hacer las presentaciones de forma adecuada y tener precaución en los primeros días, evitando que ese nuevo miembro se quede a solas con nuestro fila y propiciando los momentos en los que se produzcan los encuentros entre el perro y el recién llegado; lógicamente, éste deberá ganarse la amistad y confianza del pero con comida, palabras amables o caricias cuando veamos que el perro las acepta; pasado un tiempo, que varía de unos ejemplares a otros dependiendo de la mayor o menor agresividad y desconfianza del perro, y una vez el nuevo miembro es aceptado por el perro, no hay marcha atrás. El fila es un animal de gran nobleza y fidelidad que, una vez que ha entregado su afecto a alguien no se lo retira más.
      Igualmente me plantean muchas dudas sobre la capacidad del fila para convivir con otros animales. En las primeros meses de su vida, todo animal pasa por lo que se denomina fase de  imprinting o impregnación, donde el animal se habitúa a todo lo que conforma su hábitat y lo acepta plenamente sin ningún tipo de problemas, esto no es nada nuevo, todos sabemos de perros que conviven perfectamente con gatos, aves, roedores, monos, etc,  y se comportan con ellos amorosamente; el fila es en eso como cualquier otro perro. Del mismo modo, el cachorro que comparte su vida con otros perros convivirá siempre con ellos sin grandes problemas. En el caso del fila este punto también es posible de conseguir, aunque a veces se produzcan algunos problemas ante los que hace falta saber actuar. Los problemas entre filas suelen presentarse por celos, por lo que hay que tener especial cuidado en no favorecer a uno de ellos sobre los demás, ya que esto podría crear algún animal resentido y una fuente de conflictos (Recuerdo siempre el caso de una de mis perras, que cuando yo salía a pasear por el campo con alguno de mis otros filas y ella no venía a dar el paseo, el resultado al volver era siempre una zurra por su parte al “privilegiado”, por lo que opté porque ella fuese siempre una de las que componía el grupo). Por lo demás los filas actúan como lo hacen los cánidos en la naturaleza, el orden jerárquico es básico para el buen funcionamiento de la manada, siempre hay un animal dominante, normalmente un macho, aunque a veces esto no es siempre así y por ese liderazgo se producen algunas disputas ocasionales que no suelen llegar a revestir tintes fatales, aunque es cierto que algunas veces se ha producido entre filas peleas con dramáticas consecuencias para uno de ellos o ambos. Esta convivencia entre varios filas es posible sobre todo si la cantidad de espacio de que disponemos es amplia, pues, como dije anteriormente, la agresividad es inversamente proporcional a la cantidad de espacio de la que el perro dispone para vivir. Recordemos que en las fazendas brasileñas el fila ha vivido tradicionalmente en grupos numerosos en libertad y así ha sido siempre. Yo mismo, actualmente mantengo mis perros siempre sueltos y constituyendo grupos entre los que conviven bien y los he visto también en grupos numerosos conviviendo en armonía en otros criaderos . Mantener la armonía entre un grupo de filas no es la labor más sencilla que podemos acometer, pero no es imposible y con paciencia y buen hacer se puede conseguir.
     Otra pregunta habitual es qué pasa con las visitas, qué hacer con el fila ante ellos. Aquí volvemos a lo dicho anteriormente: dependerá en buena medida de a qué hayamos acostumbrado a nuestro perro desde sus primeros momentos de la llegada a nuestra casa. Si desde el principio acostumbramos al cachorrito a estar suelto cuando recibimos las visitas y le permitimos estar junto con ellas y recibir sus caricias, el perro cuando sea adulto va a aceptar mucho más fácilmente que eso sea posible; en buena parte de los casos, puede llegar a ser un adulto con el que sea posible que las visitas compartan los momentos que estén en nuestra casa sin riesgo. Otros dueños, sin embargo, preferirán que su fila sea un guardián más desconfiado y rechace a todos los que se acerquen a la casa con gran agresividad; en estas ocasiones lo indicado es reducir los contactos del can con los desconocidos y cuando éstos han de pasar a nuestro jardín o nuestra casa, haya disponible una perrera donde colocar a nuestro perro hasta que los visitantes se hayan marchado. Tener una perrera en la que poder apartar a nuestros perros en determinados momentos es siempre aconsejable si se dispone de posibilidades para ello; siempre es preferible esta solución a estar rechazando al perro continuamente o riñéndole para que no se acerque, con lo que desconcertaríamos al perro y le ocasionaríamos sufrimiento.
     Con los niños se plantea otra de las grandes inquietudes de los nuevos propietarios de filas. Nuestra raza acepta sin problemas a los niños de la casa, de los que se convierte en devoto guardián y con los que llega a desarrollar una paciencia y actitudes casi impensables, permitiéndoles absolutamente todo sin hacer el menor gesto de desagrado. He tenido experiencias propias que así lo demuestran en ese sentido y he recibido muchas llamadas de personas que me han comprado un fila en algún momento y me resaltan esos comportamientos que el fila tiene con los niños de la casa, desde protegerlos de modo especial y con gran celo a permitirles que suban a sus espaldas a modo de cabalgadura, y les hagan mil cosas en sus juegos de los que el fila disfruta de modo especial. Quizás una de las escenas más “curiosas” que yo he visto es la de una hembra de fila que jugaba en el jardín con los tres niños de la familia de corta edad todos ellos, la perra estaba de pié y el más pequeño de los niños que aún andaba gateando, se agarró a la lengua de la perra que colgaba mientras ella jadeaba por el calor y la utilizó como asidero para ponerse en pié; en todo el transcurso de esta acción la perra no hizo el menor movimiento para evitarlo, y supongo que debía de ser bastante molesto para ella. De cualquier modo, yo opino a modo personal, que los niños cuando son de corta edad, no deben dejarse solos con un perro, no solamente fila, sino de cualquier otra raza de tamaño considerable, pues a veces los niños hacen travesuras con el perro que pueden llegar a dañarlo y el animal podría, aunque solo sea por un natural instinto de defensa, poder llegar a hacerles algún daño, y no olvidemos que un simple mordisco de un fila, sin otra intención que la de protegerse o hacer un advertencia y no la de dañar, es muy poderosa y puede tener consecuencias importantes. Otro caso diferente es cómo el fila va a reaccionar con los niños que no son de la familia: los filas suelen aceptar generalmente muy bien a los niños aunque éstos sean desconocidos, no demostrando normalmente agresividad contra ellos o permitiéndoles un acercamiento que no permitirían nunca a un adulto extraño, sin embargo yo siempre recomiendo que no se dejen solos a los niños de la casa con el fila cuando reciban la visita de otros amigos desconocidos para el perro, pues si bien lo más normal es que los acepte bien, es posible que entre los juegos de los niños se produzca alguna disputa o algún movimiento brusco o gritos que el perro pudiera interpretar como que están dañando a su “pequeño amigo” y, en este caso, podría producirse un ataque. Es un riesgo que en ningún caso debemos correr.
      Muchas personas llegan a interesarse por el fila atraídas por las “grandes hazañas” que han leído que contaban algunos criadores en revistas o libros sobre la raza y las promesas de que iban a tener un terrible guardián en su casa que en nada tendría que envidiar al mitológico Cancerbero y ocurre que compran un cachorro cuyo criador les ha asegurado que iba a ser un “torrente de furia” y esperan que a los 3 meses cumpla todas esas expectativas que ellos tenían depositadas en él. Ante esto se producen muchas consultas de dueños desconcertados por el comportamiento del perro que muestra inseguridad o no hace nada a las visitas. En primer lugar, ningún criador medianamente honesto puede hacer una venta asegurando que el animal va a ser un maravilloso guardián, porque como he dicho antes, el carácter del fila, además del componente genético (que nos da unas amplísimas posibilidades, imposibles de predecir), es resultado de las experiencias vitales; en segundo lugar el fila es una raza donde los cachorros tienen un comportamiento irregular. De un lado, no es extraño que ejemplares que llegan a tener un buen temperamento de fila en su madurez, sean de algún modo inseguros en su época más joven, de otro, el carácter no está fijado aún y nos podemos encontrar que un día el cachorro permite el paso de un extraño sin hacer nada, y al día siguiente rechaza a otro ladrándole, para volver más adelante a acercarse a olisquear a otro visitante o busca las caricias o juegos del próximo en llegar. Durante el primer año de vida, un fila no es más que un fila “en formación” y su carácter está haciéndose; el cachorro experimenta continuamente cosas nuevas, hace “ensayos de guarda”,  se deja llevar por su curiosidad de cachorro para investigar a las nuevas personas que llegan hasta él y tiene, en fin, un comportamiento infantil. Sin embargo esas características que harán de él un buen perro de guarda en el futuro empiezan a aflorar tímidamente; es cuestión aquí de ir dándole seguridad en él mismo, fomentando y premiando esos primeros intentos de rechazar a los extraños y teniendo el buen hacer y la paciencia necesaria que son precisos para ayudarle a convertirse en nuestro excelente guardián y compañero .
     Espero que estas consideraciones (que aunque aparentemente muy sencillas, son las dudas que siempre plantean aquellos que se interesan por nuestros perros) ayuden a los propietarios y aficionados al fila brasileiro a conocer mejor a esta magnífica raza y a obtener un mayor disfrute de sus compañeros. Creo también conveniente desmitificar el carácter del fila a quien, si bien es cierto que se trata de una raza agresiva y temperamental y un excelente guardián, se le ha rodeado de una aureola de “arma letal” que en nada le beneficia, ni le hace justicia. No hay nada de esotérico en la educación del fila, está al alcance de todos hacer de cualquier ejemplar de esta raza el perro que buscamos.

José Salvador Martínez. 2004
El fila está en todo momento pendiente del amo. José Salvador y Quyá Dos Tabayara
El contacto y el juego con los cachorros en sus primeras etapas de vida es fundamental para el buen desarrollo psíquico del cachorro
La tolerancia del Fila con los niños de la casa es muy grande, mostrándose muy protector con ellos. Vera del Siledín
Jaguá del Silendín compartiendo un rato de juegos con DIego.
El Fila con temperamento fuerte, al tiempo puede y debe ser bien equilibrado.
Paloma del Siledín realizando el PAN en Suiza
La etapa que el cachorro comparte con su madre y sus hermanos es primordial para su etapa posterior
Un fila bien equilibrado no debe atacar nunca sin motivos, pero lo hará con firmeza y valentía cuando la ocasión lo requiera.
Bahía II del Siledín
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